A inicios de noviembre, una fuente de la fiscalía me compartía con indignación una foto con el siguiente mensaje: “Mira lo que han destruido”. Me tomó segundos identificar lo que veía. Como reportero, había ido varias veces a ese lugar. Se trataba del mismo espacio donde antes quedaba la sala amigable que las fiscales de Trata de Personas de Lima habían condicionado en el primer piso de su oficina para recibir a las víctimas menores de edad o a sus familiares. Antes había peluches, juguetes, pisos de colores, mesas y sillas para niños cuyo único fin era hacer, aunque sea por unos...
Publicado el: 2023-12-19 23:26:34
Autor: Rodrigo Cruz, Fuente: elcomercio